lunes, 30 de septiembre de 2013

LOS PELIGROS DE LA CALLE CUANDO FALTA ACCESIBILIDAD

Cuando algo es accesible, es también usable y seguro. Son éstas implicaciones inherentes a la existencia de accesibilidad.

Por tanto, a la par de la accesibilidad, es muy importante verificar la usabilidad y la seguridad de los elementos arquitectónicos existentes en nuestro entorno.

Hace un tiempo mi madre sufrió un accidente en la calle. En realidad, los motivos por los que sucedió este accidente son un clásico: una rejilla de evacuación de aguas pluviales estaba suelta en la acera, con un resalte que provocó que tropezara. Cayó de bruces sobre la acera y en el esfuerzo por mantenerse en vertical, apoyó la rodilla y allí quedó malherida, todavía está con dolor en la pierna y con tratamiento con un fisioterapeuta, para que la lesión no se convierta en crónica.

La calle es un espacio fundamental en nuestras ciudades. Actualmente, la calle sigue siendo el espacio que queda en el exterior y muchas veces queda poco cuidado en muchos aspectos, debido quizás a que pertenece a lo público, eso que "como es de todos, yo no cuido".

En todas nuestras ciudades, existen espacios públicos inseguros, poco usables y por supuesto, no accesibles. Digamos que forma parte de "lo normal" y eso me enfada mucho, porque somos nosotros los que debemos ser intransigentes con que estas circunstancias no se produzcan. Quiero pensar que no es insensibilidad lo que hace que no pasemos estas cuestiones, más bien quiero creer que es desconocimiento.

Veamos algunas de las circunstancias que pueden producir inseguridad en las calles.

Un paso peatonal tiene que tener ciertos requisitos de accesibilidad. Lo que no debe tener, al menos en la superficie destinada a paso peatonal es una rejilla con una abertura de huecos tan grande. En la imagen 1 podéis ver una rejilla en el mismo espacio destinado a la señalización de paso de cebra y como podéis ver, tiene una apertura de huecos excesiva (imaginad un bastón colándose entre los huecos) y con el resalte y desnivel que supone la colocación tal y como está. Es una rejilla peligrosa, que invalida un paso de peatones accesible porque genera una situación de peligro. Si en este paso, al día, cruzan mil personas (al fondo podéis ver uno de los puentes de Calatrava que cruzan el río Segura de Murcia, junto al Hospital Reina Sofía) sacad cuenta de la probabilidad de que se generen accidentes en este punto.

En el espacio urbano, elementos como registros, rejillas y alcorques deberán estar perfectamente enrasados con el pavimento y además deben impedir cualquier tipo de deslizamiento. Si los huecos de la rejilla son rectangulares, uno de sus lados no puede ser superior a 15 mm y el lado mayor del hueco debe quedar colocado en perpendicular al sentido de la marcha. Si los huecos de la rejilla son cuadrados el tamaño máximo de los mismos será de 20 por 20 mm.

Si vais a Torrevieja y dais una vuelta por su paseo marítimo, os daréis cuenta de que existen larguísimos tramos que limitan con la zona "natural" de la playa y que tienen un desnivel con respecto a la zona del paseo de más de 1,5 m. Esto es muy peligroso, pero parece que aquí a primado más el espectáculo visual que supone ver limpiamente la zona de baño a verla interrumpida por protecciones, que por otra parte seguro que valen una pasta.

Sin ánimo de excusar este problema, imaginad por un momento un paseo de una persona que no conozca la zona, que tenga quizás alguna discapacidad visual (no necesariamente debe ser completa) o simplemente una situación imprevista que te obligue a acercarte al borde. Multiplicad el número de paseantes en un verano en una ciudad tan poblada como Torrevieja y sacad cuentas de lo probable que es que en este paseo se produzca un accidente.

Lo más normal en estos casos es poner protecciones tipo barandilla, pero los arquitectos, muchas veces queremos innovar y diseñar hasta en el aspecto más insospechado y resulta que las barandillas pueden llegar a ser un elemento que se preste a ello. Si tenemos en cuenta que deben cubrir una altura de al menos 0,90 m y que sus elementos deben impedir que se pueda escalar y las aberturas de sus elementos deben ser inferiores a 15 cm, pues a veces queda como única solución aceptable poner un vidrio.

Lo que debéis tener en cuenta entonces es que sea de seguridad (de manera que si se rompe, lo haga en pequeños trozos que impidan bordes cortantes, como los vidrios de los coches) y evitar que se dispongan elementos como en en la imagen 2, barandilla en la plaza Adolfo Suárez de Alcantarilla, que es inaccesible desde el punto de vista de que genera situaciones accidentales, debido a la fragmentación de los paneles, creando resaltes salientes en vertical, zonas de impacto cortantes y, en definitiva, una barandilla nada adecuada para una plaza pública, que espero que el ayuntamiento se preste urgentemente a cambiar. Imaginad la cantidad de situaciones accidentales, nada despreciables, que podrían producirse en este lugar. Un muy mal diseño.
En definitiva, el buen diseño vale por sí mismo, para todas las personas y da la casualidad que si es bueno de verdad, es accesible y seguro. El buen diseño y el buen mantenimiento de los espacios es lo que necesitamos para minimizar todas las situaciones accidentales en nuestra ciudad.
Moraleja: si hay que dejar caer miguitas de pan por las calles para que las personas con discapacidad no caigan en las trampas, estamos perdidos como Hansel y Gretel.

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