Cuando algo es accesible, es también usable y
seguro. Son éstas implicaciones inherentes a la existencia de
accesibilidad.
Por tanto, a la par de la accesibilidad, es muy importante verificar la
usabilidad y la seguridad de los elementos arquitectónicos existentes en nuestro
entorno.
Hace un tiempo mi madre sufrió un accidente en la calle. En realidad, los
motivos por los que sucedió este accidente son un clásico: una rejilla de
evacuación de aguas pluviales estaba suelta en la acera, con un resalte que
provocó que tropezara. Cayó de bruces sobre la acera y en el esfuerzo por
mantenerse en vertical, apoyó la rodilla y allí quedó malherida, todavía está
con dolor en la pierna y con tratamiento con un fisioterapeuta, para que la
lesión no se convierta en crónica.
La calle es un espacio fundamental en nuestras ciudades. Actualmente, la
calle sigue siendo el espacio que queda en el exterior y muchas veces queda poco
cuidado en muchos aspectos, debido quizás a que pertenece a lo público, eso que
"como es de todos, yo no cuido".
En todas nuestras ciudades, existen espacios públicos inseguros, poco usables
y por supuesto, no accesibles. Digamos que forma parte de "lo normal" y eso me
enfada mucho, porque somos nosotros los que debemos ser intransigentes con que
estas circunstancias no se produzcan. Quiero pensar que no es insensibilidad lo
que hace que no pasemos estas cuestiones, más bien quiero creer que es
desconocimiento.
Veamos algunas de las circunstancias que pueden producir inseguridad en las
calles.
Un paso peatonal tiene que tener ciertos requisitos de accesibilidad. Lo que
no debe tener, al menos en la superficie destinada a paso peatonal es una
rejilla con una abertura de huecos tan grande. En la imagen 1 podéis ver una
rejilla en el mismo espacio destinado a la señalización de paso de cebra y como
podéis ver, tiene una apertura de huecos excesiva (imaginad un bastón colándose
entre los huecos) y con el resalte y desnivel que supone la colocación tal y
como está. Es una rejilla peligrosa, que invalida un paso de peatones accesible
porque genera una situación de peligro. Si en este paso, al día, cruzan mil
personas (al fondo podéis ver uno de los puentes de Calatrava que cruzan el río
Segura de Murcia, junto al Hospital Reina Sofía) sacad cuenta de la probabilidad
de que se generen accidentes en este punto.
En el espacio urbano, elementos como registros, rejillas y alcorques deberán
estar perfectamente enrasados con el pavimento y además deben impedir cualquier
tipo de deslizamiento. Si los huecos de la rejilla son rectangulares, uno de sus
lados no puede ser superior a 15 mm y el lado mayor del hueco debe quedar
colocado en perpendicular al sentido de la marcha. Si los huecos de la rejilla
son cuadrados el tamaño máximo de los mismos será de 20 por 20 mm.
Si vais a Torrevieja y dais una vuelta por su paseo marítimo, os daréis
cuenta de que existen larguísimos tramos que limitan con la zona "natural" de la
playa y que tienen un desnivel con respecto a la zona del paseo de más de 1,5 m.
Esto es muy peligroso, pero parece que aquí a primado más el espectáculo visual
que supone ver limpiamente la zona de baño a verla interrumpida por
protecciones, que por otra parte seguro que valen una pasta.
Sin ánimo de excusar este problema, imaginad por un momento un paseo de una
persona que no conozca la zona, que tenga quizás alguna discapacidad visual (no
necesariamente debe ser completa) o simplemente una situación imprevista que te
obligue a acercarte al borde. Multiplicad el número de paseantes en un verano en
una ciudad tan poblada como Torrevieja y sacad cuentas de lo probable que es que
en este paseo se produzca un accidente.
Lo más normal en estos casos es poner protecciones tipo barandilla, pero los
arquitectos, muchas veces queremos innovar y diseñar hasta en el aspecto más
insospechado y resulta que las barandillas pueden llegar a ser un elemento que
se preste a ello. Si tenemos en cuenta que deben cubrir una altura de al menos
0,90 m y que sus elementos deben impedir que se pueda escalar y las aberturas de
sus elementos deben ser inferiores a 15 cm, pues a veces queda como única
solución aceptable poner un vidrio.
Lo que debéis tener en cuenta entonces es que sea de seguridad (de manera que
si se rompe, lo haga en pequeños trozos que impidan bordes cortantes, como los
vidrios de los coches) y evitar que se dispongan elementos como en en la imagen
2, barandilla en la plaza Adolfo Suárez de Alcantarilla, que es inaccesible
desde el punto de vista de que genera situaciones accidentales, debido a la
fragmentación de los paneles, creando resaltes salientes en vertical, zonas de
impacto cortantes y, en definitiva, una barandilla nada adecuada para una plaza
pública, que espero que el ayuntamiento se preste urgentemente a cambiar.
Imaginad la cantidad de situaciones accidentales, nada despreciables, que
podrían producirse en este lugar. Un muy mal diseño.
En definitiva, el buen diseño vale por sí mismo, para todas las personas y da
la casualidad que si es bueno de verdad, es accesible y seguro. El buen diseño y
el buen mantenimiento de los espacios es lo que necesitamos para minimizar todas
las situaciones accidentales en nuestra ciudad.
Moraleja: si hay que dejar caer miguitas de pan por las calles para que las
personas con discapacidad no caigan en las trampas, estamos perdidos como Hansel
y Gretel.
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