jueves, 26 de noviembre de 2015

PROYECTANDO UNA WEB ACCESIBLE PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD

En España, el número de personas con algún tipo de discapacidad asciende a cerca de los 4 millones. Es decir, más un 8% de la población tiene unas necesidades particulares a la hora de interactuar con la web. 

Personas ciegas, con pérdida de audición o motricidad limitada deciden comprar un producto en una tienda online, navegar desde un dispositivo móvil o realizar un sencillo trámite con la Administración digital ¿Estarán las plataformas web, las interfaces y las aplicaciones preparadas para dar respuesta a las necesidades de este colectivo? Las prestaciones de accesibilidad web proporcionan beneficios para personas ciegas o con control motor limitado, pero también para otros colectivos como personas mayores, con bajo nivel de alfabetización o que no dominan el idioma, residentes en zonas con acceso a Internet reducido, etc. 

Para todos ellos, son esenciales aspectos de accesibilidad como un diseño claro y consistente, una arquitectura clara de la información y del código HTML, un contraste adecuado entre colores, navegación adaptable a diferentes dispositivos, etc. En el mercado existen también dispositivos adaptados (lectores o magnificadores de pantalla, licornios, pulsadores, etc) que permiten hacer de puente para superan la barrera física en el caso de las discapacidades más severas. Y es que la accesibilidad, a día de hoy, es un tema que preocupa cada vez más. Los departamentos de RSE de las compañías empiezan a verlo como un asunto a tener en cuenta en sus estrategias, ya que atender y fidelizar a sus audiencias desde los diferentes canales de comunicación pasa también por ofrecer respuestas ante la diversidad. Además, desde un punto de vista empresarial es aún más acuciante, ya que en un mercado global tan competitivo ¿Qué empresa puede permitirse no atender a un número tan significativo de usuarios?. 

Pero las buenas intenciones no siempre vienen acompañadas de hechos y lo cierto es que, la mayoría de los sitios y software web, aún presenta barreras de accesibilidad que hacen difícil o imposible su uso para muchas personas. La falta de planificación en este aspecto en las fases de diseño y creación de las páginas web, de los servicios y aplicaciones, son la causa principal del retraso. Hacer un sitio web accesible puede ser simple o complejo, dependiendo de factores como el tipo de contenido, el tamaño y complejidad del site o las herramientas de desarrollo. Pero la realidad es que muchas de las características de accesibilidad se implementan fácilmente si se han previsto desde el principio, por tanto es esencial que las empresas la contemplen en sus estrategias desde el comienzo. 

También es clave contar con la complicidad y concienciación de los equipos de ingeniería -los que desarrollan, prueban y acomodan-, y a nadie debería ya sorprender ver a un ingeniero, por ejemplo, probando per sé nuevas funcionalidades con un lector de pantalla y los ojos vendados, simulando cómo lo usaría una persona ciega. Hay que incorporar estos hábitos con naturalidad, sin olvidar además una realidad demostrada: cuánto más accesible se hace una plataforma, más se pone de manifiesto que surgen otros beneficios adicionales como mejoras en la usabilidad del producto para todos los usuarios, o en el posicionamiento en motores de búsqueda como Google. Un ejemplo práctico Con el fin de revelar la importancia de la accesibilidad y de conocer más a fondo su problemática real, es importante realizar también proyectos prácticos que nos permitan aproximarnos a las vivencias de estos usuarios. 

Recientemente, Liferay en colaboración con Adaptabit, un grupo de trabajo dedicado a la accesibilidad digital en investigación e innovación docente de la Universidad de Barcelona, llevó a cabo un proyecto concreto con 6 personas con diferentes discapacidades (motoras y visuales -baja visión y ceguera-). Se ubicó a estas personas en diferentes escenarios y se preparó su acceso a la web desde diferentes dispositivos -un móvil en una parada de autobús, un tablet desde un parque, un ordenador de sobremesa en un despacho, etc-. Se expuso a estas personas a la navegación en una aplicación web valorando su respuesta, su nivel de interacción y satisfacción. El feedback que se recibe cuando se realizan este tipo de ensayos, nos permite aprender, más que ninguna otra cosa, cómo utilizan la web personas con diferentes capacidades, y valorar sus dificultades concretas de un modo más práctico. 

Conocemos así su problemática con una sensibilidad más cercana, de un modo constructivo y enriquecedor. En conclusión, la tendencia en pro de la accesibilidad existe y los proyectos e iniciativas para reforzarla empiezan a sucederse. No obstante, se hace necesario ir un paso más allá y las compañías y Administraciones han de apostar de forma más certera por fomentar la accesibilidad de los sitios web, contemplándola en sus planes estratégicos. También es clave que los ingenieros de producto y los desarrolladores de software empujemos de igual modo, velando en pro de una web que proporcione igualdad de acceso y oportunidades para todos los colectivos, sin dejar fuera a aquellos con discapacidades.

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